Diana una chica con carácter, no se anda con tonterías y siempre va al grano. Siempre ha sido una chica muy decidida ya que sus padres son bastante estrictos y eso la hace ser una chica vulnerable y vive como en un cuento de princesas. Se podría decir que su vida esta constituida por los padres y siempre hacen lo que ella pide.
Ella como cada día llega del instituto a las tres de la tarde,pero ese día se encuentra con una escalofriante escena.
Nada más entrar por la puerta,puede ver los cuerpos de sus padres en el suelo junto a un gran charco de sangre.
Ella aún sin saber como reaccionar,lo primero que hace es llamar a la policía. Sin imaginarse que sus vecinos de enfrente estarían involucrados.
Fran, un chico frio y calculador con poca paciencia y un gran carácter, lo que quiere lo consigue se debe a que su familia es muy rica.
Él, es la persona que iba a cambiarle la vida justo en ese instante, está obsesionado con ella,sabe lo que hace y donde esta a todo momento. Es extraño, pero tiene hasta un horario en la pared con todas las actividades de ella. Lo que ella no sabe,son sus intenciones ni todo lo que hará para que su vida de un giro de 360 grados.
Bueno, ella es Diana y desde este preciso instante comienza la historia más escalofriante que leerás.
En la cima de la montaña, el aire es más frío y el silencio más ensordecedor. No es solo la nieve la que cae en el descenso, también lo hacen las certezas y los miedos. En el mundo del snowboard, cada salto es un riesgo y cada curva puede cambiarlo todo.
Sue Harper ha pasado su vida deslizándose entre expectativas y sueños, buscando algo más que aplausos: la certeza de que su lugar en la cima le pertenece. Pero cuando la línea entre la ambición y los sentimientos se vuelve borrosa, el verdadero desafío no está en la pista, sino en mantener el control cuando el corazón quiere lo contrario.
En un espacio donde la lealtad, la rivalidad y la libertad chocan como avalanchas, aprender a confiar puede ser más peligroso que cualquier caída. Porque el hielo guarda secretos, y a veces, lo más difícil no es llegar arriba... sino no perderse en el camino.