Para Adalia Ayers, el conformarse era parte de su vida, prefería callar y aceptar todo lo que pasaba a su alrededor. Prefería que nadie se enterara de sus problemas y optaba por aparentar serenidad. En su primer año de universidad todo cambiaría, conformarse ya no sería una opción. Ella estaba queriendo más. Obtendría lo que siempre quiso, pero también entendería que la vida no te da nada sin quitarte algo primero.