Nadie puede elegir su vida pero sí la forma en cómo vivirla. Suerte la mía que existe la poesía y me permite embellecerla día día, sin importar las caídas o falsas sonrisas. La lírica libera el alma y alivia las penas que se esconden en un corazón, frágil para aquellos que miran con atención y rudo con los que no tienen buena intención.