La última vez que Alex Rollins estuvo en su manada de nacimiento, contempló como un joven omega tenía sexo con otro alfa. ¿El problema? Descubrir unas horas antes, que ese mismo chico era un potencial a pareja al cual su lobo había reaccionado con fuerza estremecedora. Negando lo que su corazón y su lobo ya sabían, Alex tomó su equipaje lleno de furia y salió de la manada para ayudar a un humano enfermo con el cual también sentía el tirón, solo que no tan fuerte como debería de ser. Terco. Insistente. Obstinado. No deja ir el sentimiento de traición y de igual forma sigue a Theo insistiendo en que podría ser su destinado, pero cuando Theodore Evans encuentra a su pareja destinada en la manada Miller, no le queda de otra más que aceptar la realidad. Al volver a la manada King con sus amigos y padre, descubre que no todas las cosas pasaron como el asumió. ¿Y si arruinó las cosas con su destinado? ¿Qué se supone que debe de hacer para recuperarlo cuando tiene una brecha de casi siete años que arreglar? Arrodillarse y pedir perdón no es digno de un alfa, pero Alex Rollins está dispuesto a hacerlo con tal de tener esa oportunidad de ser feliz en la vida. ¿Terco, insistente y obstinado? Tal parece que estas son sus mejores cualidades para recuperar la confianza de Elliot y si tiene suerte, ganarse un espacio en su corazón. Lo cual sería más fácil... Si Elliot fuera un omega normal como cualquier otro. •Tercer libro de la saga destino •Disponible en Dreame