Me cansé de gritar con una mano sobre mi boca. Sin embargo, estoy condenada a sentirla una eternidad. La razón: la vida y la familia. Solo quiero dejar un suspiro antes de que mis alas rotas sean demasiado pesadas y me arrastren a la oscuridad. Estaré muerta en vida, pero no puedo pedirle a Dios que me lleve de regreso y componer mis alas ya no es una opción. Es demasiado tarde. Uso el seudónimo de Malak, llámame así. Te contaré como fue que me condenaron a deambular en esta tierra sin ser un ángel caído. Me convertí en un ángel roto.