Matar personas es una manera bonita de divertirse. Al final, todos morimos, y realmente nada importa. Para mí, este mundo no es más que maldad, y mi propio mal acaba de brotar. El asesinato no se trata de lujuria y no se trata de violencia. Se trata de posesión. Cuando sientes el último aliento de vida que sale de la mujer, te fijas en sus ojos. En algún punto, es ser Dios.
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