Si Alba hubiese podido elegir quizás no habría ido a pasar la noche de Halloween a un cortijo abandonado en mitad de la nada sobre el que cuentan todo tipo de historias paranormales; o al menos habría decidido no hacerlo si hubiera sabido antes que además iría Natalia, la prima de su amiga Sabela y con quien nunca había tenido la mejor de las relaciones. Pero como las cosas nunca salen como queremos, la alicantina acaba pasando la noche previa al Día de todos los Santos encerrada en una enorme casa en ruinas y, según cuentan, llena de fantasmas, con la única persona a la que no soporta.