No existe peor tragedia que la perdida de la libertad. No hay peor traición que la de alguien cercano a ti, aquella persona en quien confiabas ciegamente, quien creías que de todos en el mundo sería la ultima en darte la espalda y menos en mi caso muy en particular; mi hermano y yo compartimos tantas cosas: el día de nuestro nacimiento, la primera letra de nuestros nombres, el mismo rostro.