Querido valiente.
Ya que has decidido pasarte por este rincón del mundo, me veo en la obligación de alertarte sobre ciertas cuestiones.
Primero, (que es por lo que empieza todo en la vida), mi madre siempre anda diciendo que vivo con la cabeza llena de musarañas, que me baje de la nube, que hay un poste delante, ¡Que se me quema la carne!.
¿Pero cómo explicarle a la doña que YO no soy el problema de mi eterno atolondramiento?.
¡No lo soy!. ¡Es mi imaginación!.
Sí, la misma que viste y calza.
Ella, que es indómita, desastrosa, llena de sueños imposibles y universos paralelos. Ella, que es todo lo que no soy y todo lo que quisiera ser. Últimamente incluso he tenido que amarrarla porque se me escapa volando.
No tiene límites ni escucha razones.
Y protesta -¡Vaya que protesta!-, gime, grita, pulsa por sacar todo lo que se le ocurre, y a mi no me ha quedado más remedio que empezar esta colección de relatos, porque me amenazó con abandonarme sino le daba el lugar que se merecía.
Nada, que al final llegamos a una especie de acuerdo. Yo accedo a escribir sus desvaríos y ella no me vuelve (literariamente) loca.
Por tanto y sin más que alegar, no me hago responsable de lo que puedan encontrar aquí.
Sólo soy un conducto de mi imaginación. Repito, sólo un conducto.
Una mera espectadora del caos que ella se forma.
Pido disculpas de antemano por si la sensibilidad de alguien resulta ofendida.
Ahora sí, vayan a leer y traten de disfrutar, si pueden, con mi
#InquietaMente#.
"Siempre habrán ángeles en el infierno y tentaciones en el paraíso."
Polos opuestos, llamados por el destino.
Zehra una mujer con cara angelical, aura de diosa, cuerpo de infarto que irradia elegancia y clase por donde quiera que vaya.
La vida de Zehra no era para nada diferente a las demás, no hasta que lo conoció a él. A un hombre sombrío, sin escrúpulos, arrogante, y narcisista. Su vida dio un giro de 360 grados, cuando después de una larga y temerosa noche se despertó en un lugar completamente desconocido para ella.
Entonces la acción inició. Su vida ya no era aburrida, porque el peligro, los problemas, y los deseos explícitos yacían parte de ella. Aquel hombre la sedujo, el se hizo adicto a ella, la hizo su sumisa, su mujer, y la reina de su gran imperio.