No hay vuelta atrás la elección está hecha, la oscuridad se acerca, como un pozo sin fondo en el que no dejas de caer, lo único que puedes ver es negro. Puede que al principio hubiese algo de luz pero a medida que vas cayendo se apaga dejando paso a tus peores pesadillas.
Preguntamelo a mi cada vez veo menos esa luz y me rodeo más de mis demonios, no consigo que nadie me saque de aquí, porque esa es la cruel realidad no puedo salir por mi propia cuenta. Cada discusión, cada mirada, cada pensamiento, cada decepción tras otra solo me hace sumergirme más en ese pozo tan negro como los ojos de la muerte. Veo cómo me miran, como si fuese un rompecabezas al que le faltan piezas. Se podría decir que tengo como fiel amiga a la muerte, allá donde yo vaya ella también va escondiéndose en mi sombra. Mi amiga, mi consejera, a quien le cuento mis secretos más oscuros, los secretos que duelen. Allá donde ella vaya solo puedes encontrar falsedad e hipocresía. Las calles se tiñen de rojo, el viento se torna frío, la gente se esconde, los cuervos hacen acto de presencia y el viaje ha comenzado.