Los hermanos Jo Kyu-bin y Jo Eun-bin, que nacieron y se criaron en una familia que otros envidiarían, no mantenían una relación cercana, llegando al punto de no dirigirse la palabra a menos que sea necesario durante más de diez años. Pero, un día, debido a un inesperado accidente, Jo Eun-bin sufre una conmoción cerebral que lo hace perder la memoria, deteriorando su estado mental a la edad en la que todavía era un estudiante de primaria.
Kyu-bin se culpa del accidente, por lo que decide hacerse cargo de Eun-bin, aunque constantemente tenía que lidiar
con las dificultades que le traía el estar cuidando a su hermano menor, que ya era un adulto pero se comportaba como un niño.
Un día, a altas horas de la noche, Eun-bin visita silenciosamente la habitación de su hermano mayor.
"Hermano, duele".
Kyu-bin miró a su hermano menor, que lloraba con un rostro avergonzado por no saber lo qué era una erección o cómo aliviar su lujuria masturbándose. Kyu-bin estaba enojado y pensaba correrlo, pero se dio cuenta de algo y se dijo a sí mismo: "Jugaré con él hasta que su memoria vuelva a la normalidad, cuando recuerde, se sentirá muy avergonzado por esto y ni siquiera podrá mirarme a los ojos."
Pensó que sería algo simple, pero cayó en un pozo del que ya no iba a poder salir.
Las votaciones del año 2036 son algo que no me emociona, ya que los candidatos, a mi parecer, no valen la pena, en especial Alejandro Villanueva, aquel chico que se burlaba de mí por mi sobrepeso y al que ahuyenté cuando decidí defenderme. Mi encuentro con él y mi comentario imprudente en la fila para votar es el inicio de una propuesta que no puedo rechazar, así como tampoco puedo negar la profunda atracción y el inmenso deseo entre los dos.
De la noche a la mañana me he vuelto la futura dama y también he descubierto que soy la obsesión del presidente.