No muchas personas creen en fantasma, pero yo soy un ferviente creyente. Sus ojos, las sombras de sus manos aún en mi cuerpo, incluso su nombre, allí está mi fantasma. Tengo miles de fantasmas que emergen del pasado, pero nunca alguno había sujetado mi futuro de forma firme; todas las mentiras dulces calan fuerte en el presente, si ese no es un espectro qué podría serlo entonces. En agosto lo supe, mientras estaba en sus brazos insensibles, esa destrucción sería lo más cerca que estaría de ser amado. Este es solo un pequeño espacio donde me permito sangrar en silencio, con el tacto y el sigilo perdidos; si quieres un desahogo, sé bienvenido, mi desahogo lo he dejado plasmado en cada pared. Cada verso mal conjugado es la historia desde los ojos comprados hasta la caída, si quieres leer poesía sin rima y mala lírica, puede que estés en el lugar indicado. Describiré las cuatro letras de su nombre maldito mientras busco mi respiración perdida, enterrada en el verano y olvidada a causa de las balas y el sexo. Solo sé bienvenido a este pequeño espacio de escape.