Se presentará ante ti, inesperado, inaudible, inquietante.
Extenderá su mano para exigir un pago a su servicio.
No limpiará tu parabrisas, no buscará tu sonrisa, pero ese niño a quien siempre deseas ignorar, con sus vestimentas negras y andrajosas, con su rostro cubierto de indigencia y humildad, acompañado siempre de un perro escuálido y hambriento, haciéndole honor; ese niño, por unas cuantas monedas, dará a tu alma el descanso eterno que tanto anhela.
Las vivencias y visiones de un perro callejero que en su andar, buscando comida, se encuentra con distintas personas de las que percibe algo mas que atención.
El pueblo de Wilson es tranquilo, regido por sus costumbres y creencias religiosas muy estrictas, donde Leigh ha crecido, siguiendo cada regla y pauta como se le ha indicado. Un pueblo donde no se recibe con mucha gracia a los recién llegados así que cuando Los Steins se mudan a su lado, Leigh no puede evitar sentir curiosidad.
Los Steins son adinerados, misteriosos y muy elegantes. Lucen como el retrato perfecto de una familia, pero ¿Lo son? ¿Qué se esconde detrás de tanta perfección? Y cuando la muerte comienza a merodear el pueblo, todos no pueden evitar preguntarse si tiene algo que ver con los nuevos miembros de la comunidad.
Leigh es la única que puede indagar para descubrir la verdad, ella es la única que puede acercarse al hijo mayor de la familia, el infame, arrogante, y frío Heist.