Cuando el Diablo toma un cuerpo

Axer Keller.
Un demonio. Eso era él, no sabían su nombre, era frío, malo y hacía estremecer con tan solo su presencia. Su actitud fría congelaba mientras que su cuerpo ardía en llamaradas de fuego envolviéndote cuando estabas ante él, secándote y abrasándote en sus llamas. Esas llamas que también veías en sus ojos bailando y alimentándose de tu alma y de tu miedo. Ese era él: Era odio, terror, rencor, injusticia, maldad, oscuridad, y las almas negras de más de un desgraciado; todo eso se mezclaba y corría por sus ardientes venas
Nora Pearson era solo una chica muy perturbada y rodeada de oscuridad, una oscuridad que la miraba desde lo más profundo de su alma. Había perdido todo lo maravilloso que la vida podía darte. No tenía familia ni amigos. Solo tenía deudas y muchos problemas. Su único anhelo era recuperar lo que había perdido y ser feliz.
Al principio para ella solo era un peligroso amigo de su jefe, no quería tener nada que ver con él. No necesitaba más problemas con la ley. Para Axer Keller ella se había convertido en su mayor obsesión. Lo que al principio había sido solo un estudio del alma que quería tomar se volvió una adicción. Observarla, estar en su cercanía, sentirla... Todo de ella se volvió una necesidad que no podía ignorar.