Sabía que la muerte estaba presente en muchos lugares del mundo, por suerte en mi país no, así que vivía una vida tranquila en un pueblo que era un ex campamento militar en el que mi abuelo había sido el coronel jefe hasta que murió. Tenía mi pequeño grupo de amigos y una novia encantadora. En general mi vida era más o menos normal, tenía mis días locos con mi familia militar y mis días normales con mis amigos, pero nunca pensé que la muerte vendría tan rápido y se lo llevaría todo. Todo empezó con el enfado de una deidad olvidada por la sociedad.