― ¿Sabes? ¡Estoy casi totalmente convencido de que ha sido idea de Miyuki Kazuya poner una maldita tienda sexual dentro de una cafetería perfectamente normal! ―Sawamura alzó sus manos al aire, exageradamente. ― Si no fuera por ese lugar, ¡No estaría alterado como lo estoy ahora mismo! Haruichi dio un pequeño golpecito a su barbilla mientras asentía, siguiendo la diatriba de su compañero de piso. ―Eso suena definitivamente a algo que haría él... Pero no pienso que esa sea la única razón por la cual estás tan alterado al respecto, Eijun.