Mi abuela sentía una debilidad por Thomas, siempre le consentía y le regalaba dulces a escondidas de mi madre. Incluso mis padres querían más a Thomas que a mí. Era un niño demasiado consentido para ser el hijo de la niñera. El día que el cumplio 18 años le organizaron una fiesta donde mi padre dio un anuncio: —Y por todo ese cariño que te tenemos, Thomas, queremos que formes oficialmente parte de esta familia. Así que este es nuestro regalo de cumpleaños, la mano de nuestra querida hija _______. ¡QUE! Portada hecha por @xLyraHemmingsx
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