La lucha por el poder ha existido desde tiempos inmemorables, desde la separación de Salazar Slytherin de sus colegas, Gellert Grindelwald contra Albus Dumbledore o el mismo Lord Voldemort, en el bando oscuro contra el bando de la luz.
A través de los años se nos ha dicho que siempre ha existido la oscuridad, oscuridad que busca apoderarse de nuestro mundo para someternos y esclavizarnos a cumplir sus deseos o caprichos.
Se nos ha enseñado que el lado luminoso es el que vela por nuestra seguridad, que mientras estemos en el, nunca nos pasaría nada, que estábamos a salvo.
Pronto descubrí que era mentira todo lo que me dijeron, todo lo que me enseñaron. El lado luminoso no nos protege, en cambio nos sacrifican como si valiéramos nada, no soy hija de muggles, no soy una sangre sucia, no soy una don nadie.
Yo soy la portadora de oscuridad, la venganza en persona, soy el Arcángel Azrael, Ángel de la muerte, no soy compasiva, esa era Hermione Granger.
Se paró frente a una máscara blanca sólo con el orificio de los ojos, llamó su atención bastante, la levantó con curiosidad pensando, no tenía un origen, no tenía un legado, ¿padres? tampoco, no era nadie para el sistema de Konoha, no era importante para nadie si realmente se ponía a pensar, se sintió identificado, nadie lo había adoptado, nadie lo había buscado, nadie lo arrullaba en las noches, nadie comía a su lado. El rubio se colocó la máscara, se observó en el espejo -noppera bo- susurró.
*Esta historia es mía, prohibida su copia y reproducción*
*Naruto y sus personajes pertenecen a Masashi Kishimoto*
*La imagen la tomé en internet, sólo la edité, créditos a su autor*