Iris: Elixir eterno

Dos vidas, dos mundos.
Entrelazados por un destino romántico y fatal.
Ella, luz y esperanza.
Él, oscuridad y destrucción.
Ambos estaban destinados a odiarse. Sin embargo, amarse puede ser su salvación. Solo debían estar listos para pelear por ello.

-Desde el momento en que te ví, mi alma volvió a estar completa.- sonrió con sus labios manchados de sangre.
-Ya no lo estará si tu te vas.
-No me voy, ángel. Solo cierro los ojos por un rato. Eso es todo.
-¿Vas a romper tu promesa?-sollozó en el silencioso campo-Si lo haces, te olvidaré. Lo juro.
-Bien.-susurró-Así no volverás a amar...- una abrupta tos lo interrumpió, tornando todo de un tono más carmesí- Ni saldrás lastimada por alguien como yo.
-¿Ese es tu deseo?
-Si, lo es.-mintió.
La sonrisa apagada que le devolvió se sintió como si estrujara su corazón- Sabes... Mi único deseo ha sido tu amor. Ahora veo que renunciar a todo fue en vano. Nunca te importó que al pelear por ti yo me destruyera en pedazos. Siempre te he amado y aunque tu no lo hagas, no me arrepentiré.
-¿Arrepentirte?
-No romperé mi promesa. Tu puedes hacerlo, destruir mi corazón y alma, pero yo jamás lo haré.
De repente una luz violeta envolvió su cuerpo letargico. La vida volviendo a encenderse, la fuerza corriendo a sus músculos. Ella lo estaba sanando. Incluso a costa de su propia vida.
-¿Qué... ¡No!- su grito desgarrador rompió la noche.
Su alma primordial. Su único amor. La mujer de su vida lo estaba dejando. Su cuerpo moría mientras el suyo vivía. En un instante, un corazón dejó de latir y otro se quebró. Lo último que vió fueron sus hermosos ojos amatistas cerrados. Luego, todo se tornó oscuro.

Ella pensó que era destrucción. Nunca imaginó que él sería quién la rompería. Por completo.