Al salir, una brisa fría azotó mi cuerpo, causando que acariciara mi piel expuesta, el rey me dedico una mirada de soslayo y me colocó su capa. Es de armiño, con una cola de terciopelo de color carmesí y está adornada con encaje de oro. de piel muy suave y delicada, con el escudo a ambos lados que fungen como solapa
-gracias - musite bajito al ver que el siguió su camino hasta adentrarse en un gran carruaje, el cual tenía la bandera de su reino: un escudo relleno de pequeñas estrellas, dos licantropos, uno en cada costado y encima de estos una luna llena. Era tirado por cuatro grandes caballos negros, que de vez en tanto relinchaban o pisaba fuerte aún en su lugar.
-Antes que nada debo decirte, nunca pensé en reclamarte, me conforme con hacer de ti una mujer de bien al igual que con tu familia, pero dada la situación de los hechos... Solo quiero que sepas que eres uno de los tantos conejos que tengo en el sombrero para ayudar a mi hijo y de paso hacerme un favor a mí, ya no quiero seguir reinando- su voz era fría y distante, pero al mismo tiempo se escuchaba desesperado y frustrado por la situación -mi hijo tiene un carácter de los mil demonios- resopló incómodo - espero que puedas con eso y que algo te quede muy claro, no eres indispensable, como ya te dije, solo eres un conejo más de mi sombrero, así como apareciste con un acto de magia, de la misma forma puedo hacerte desaparecer, así que no tientes tu suerte- trague duro, sentía mi corazón latir detrás de mis orejas, mis manos sudaron un poco y por un momento el miedo tomó asiento en mi estómago, pero me esforcé en mandar todas esas emociones lejos y con una amplia sonrisa le mire
-le prometo ser su mejor acto de magia, su majestad- este sonrió negando.
-Eres mía -. Susurra en mi oído.
Ante aquellas palabras, pude sentir pequeños choques eléctricos por todo mi cuerpo hasta la punta de mis pies. Ya no aguanto más, quién se cree para tratarme así y decirme que soy suya. Yo no soy de nadie, y el hecho de que sea un profesor no le da derecho de tratarme así.
-¡¿Pero qué mierda estás hablando?! -Exclamo exaltada. - Eso no es más que una absurda ridiculez. Yo no soy tuya. -Digo lentamente enfatizando cada palabra.
Si antes pensé que estaba enojado; pues..., estaba muy equivocada, él intensifica más su agarre a mi cintura y sujeta una de mis muñecas, haciendo así, que un gemido de dolor salga de mí. Duele.
-No me vuelvas a hablar así, tienes una boca muy sucia, Hanna.
-Me lastimas, por..., favor suéltame -. Suplico. -Me estás haciendo daño.
ÉL sonríe con orgullo como si le gusta hacerme daño.
Maldito enfermo.
-¡Que me sueltes, estás mal de la cabeza! -Le grito con desesperación, en ese instante su sonrisa se borra y me recuesta con fuerza contra la pared..., lo que siento es un leve dolor recorrer mi espalda. Efectivamente, está loco.
-Eres mía -. Vuelve a repetir, sé que si digo algo me irá peor, ya lo había retado y no me fue muy bien, ahora no sólo me duele la muñeca; sino que también la espalda.
¡PUESTOS!
#2 En Vampiros. 14/10/16
#1 En Vampiros. 26/10/16 ¡LO LOGRAMOS! Gracias a mis bell@s lector@s
*Esta historia es 100% mía, prohibida su copia.
Obra registrada en la Dirección Nacional de derechos de Autor de Colombia.
Me gustaría que le dieran una pequeña oportunidad, ya que es la primera historia que hago.
Fecha de publicación: 23/07/2016