Los habitantes de la ciudad apenas recuerdan ya lo que era la vida ante de la llegada del terror. Sombras les llaman, criaturas oscuras que salen de noche y no dejan vida a su paso. Nadie sabe bien qué son, pero lo cierto es que mientras tratan de mantenerse vivos, aquel es su último problema. La mayoría vive de día, cuando hay aparente paz y se encierra de noche para sobrevivir hasta el amanecer. Otros, sin embargo, han decidido que agachar la cabeza ha dejado de ser una opción. Sólo una cosa está clara: esta ciudad ya no les pertenece.