Sonrisa diluida

El día que Olympia se enteró que tenía que dejar su ciudad fue desgarrador para ella. No sabía que era el descontrol, y lo que el alcohol y el amor eran capaces de hacerle a su mente... Al principio Olympia se notaba insegura y tímida, desconocía que podía ser una rebelde, podía volar hasta tocar las nubes. Era maravillosa en su interior. Era una ninfa.

Al final, todo se vuelve polvo y cenizas, lo que creía tener no era más que una ilusión sobreexplotada por una mente adolescente.

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