-Perdona,-dije alejándome unos pasos.-no me gustan las mujeres. -¿Qué?-respondió ella sorprendida, obviamente después de una noche coqueteando no se esperaba una negativa, pero no tardó en reírse.-A todo el mundo le gustan las mujeres. Se volvió a acercar a mí y yo le puse una mano en el pecho. -Bueno, pues a mi no.-respondí sin levantar la mirada del suelo.-Soy hetero. -Pues si eres tan hetero,-comentó con una risa incomoda.-ten cuidado la próxima vez en donde te metes, por que esto,- se giró a señalar el bar de donde acabamos de salir.- es un bar lésbico.