- ¿Jane? - Tocó su puerta - ¿Jane, estás ahí? - Suspiró - Oye, lamento lo de la pelea de ayer - Abrió lentamente la puerta y se sorprendió al verla abierta, pero no le tomó importancia, ya que aquella chica era muy distraída - Vamos, hablemos - Miró a su alrededor - ¿Jane? - La respiración del chico comenzó a alterarse y ser entrecortada al no ver a su amiga por ningún lado, y el resto de las cosas tiradas y sangre por todas partes - ¿Jane? - Buscó en el baño, cocina, sala, patio trasero y delantero, pero no estaba por ningún lado - ¿¡Jane!? - Gritaba su nombre, alarmando a sus vecinos, pues sí ¿Quién gritaba a la medianoche?
- ¿Lucas? ¿Qué haces aquí? - Lo miró - ¿Qué sucedió? ¿Le pasó algo a Jane? - Dijo la señora Andrew, vecina de la chica por la cual el pelinegro gritaba -
- ¿Usted la vio salir hoy? - Ella negó -
- No salió de casa en todo el día ¿Por qué? - Tocó su hombro - Mi vida, estás pálido ¿Lucas? - Miró entrar al chico de tez morena a la casa que en algunos días sería allanada por varias personas en busca de su escritora.
- ¿Dónde estás Jane? - Marcó al ''911'' mientras buscaba el celular de la pelinegra desesperado - ¿Dónde estás? ¿Dónde estás? - Se repetía así mismo, desesperado -
- 911 ¿Cuál es su emergencia? - Escuchó -
- Soy Lucas Andre López Taylor, quiero reportar una desaparición, la de mi amiga - Divisó el cuadro a lo lejos, y a su lado su celular -
Joseph desató un acto de violencia... y lo sabe.
La culpa lo consume, pero algo dentro de él grita que su arrepentimiento debería significar algo. Nadie lo perdona. Ni su familia. Ni sus amigos. Ni quienes una vez lo amaron.
Mientras su mundo se derrumba, descubre la verdad más aterradora: no fue él quien destruyó todo... no del todo. Hay algo más. Una entidad oscura se apodera de su mente mientras duerme, guiando sus actos con un propósito siniestro.
Ahora, para redimirse -o perderse por completo- Joseph deberá enfrentar al verdadero enemigo: el monstruo que habita en su cabeza.