CAPÍTULO 1:
Era un día frío, mis padres habían estado afuera del país los últimos dos días por temas
laborales y yo me quede en la casa de una amiga mía, pero lamentablemente mi
amiga ese día no estaba en su casa y tuve que ir a la casa del chico que tanto odio; pero estas últimas semanas, no me imaginaba por qué, él había estado muy amable conmigo y tampoco entendía por qué, pero no sabía lo que me pasaba cuando él me miraba, me hablaba o simplemente estaba cerca de él, nunca había sentido algo así, no entendía qué me pasaba, eso me hacía pensar tanto que me
empezaba a doler tanto la cabeza y quería por poco, vomitar…
Ese día pensé que iba a entender todo eso porque ese mismo día, iba a estar con él, era un “día
especial”, o sea por fin iba a saber lo que me pasaba hace semanas.
Cuando llegué a su casa, me recibió él, me avisó que íbamos a estar solos todo el día porque
sus padres habían ido a trabajar, yo pensé “Ok, genial, otra cosa para
soportar”. Tenía tantos problemas estos últimos días que ya no sabía qué hacer
con mi vida.
Cuando entré a su casa, dejé las cosas que había traído en su habitación, pensé que era muy
linda: la pared color azul, su cama a un costado, escritorio, silla, armario;
la contemplé unos minutos hasta que él me llamó desde la planta baja, yo salí
de la habitación para poder escucharlo mejor y lo que había preguntado era si
quería que veamos una película, entonces sin pensarlo mucho, simplemente acepté
su propuesta. Bajé y me encontré con él agachado poniendo en el DVD un disco, en
la mesa del living había un plato lleno de palomitas de maíz y a los costados
dos vasos llenos de gaseosa; me senté en el sillón blanco, grande, era muy
hermoso pensé. Él, entonces, se dio vuelta, me sonrió y me dijo: -“Espero que
te guste”.
 
 
Abbie tiene un problema y la solución está en la puerta de al lado.
¡Ella no ha hecho nada malo! Sin embargo, su excompañera de hermandad la ha puesto en un aprieto en donde su futuro universitario pende de un hilo.
Con el tiempo corriendo, pánico y una mejor amiga experta en dar soluciones, Abbie explora las opciones, pero no tarda en darse cuenta de que Damiano, el frío jugador de hockey y su ceñudo compañero de piso, es la respuesta.