Todo era oscuridad pura... ¿Cómo todo había terminado? No podía ser así, no podía ser el fin, el pelinegro se negaba a aceptar la cruel realidad. ¿Y todo lo qué habían pasado juntos? ¿Por qué había sucedido aquello? ¿Por qué se tenía que haber sacrificado? Y regresaba a aquella mañana en la que volvía a ver a su amado, sonriéndole como siempre.