Cuando de apostar se trata, perder, no es una opción, y Amelie lo tiene muy claro. Sobre todo cuando la apuesta es respecto al chico que dice odiar. Por ningún motivo quiere dejar que se salga con la suya. Él es arrogante, tosco, mujeriego, insoportable y un busca pleitos total. Tiene las cualidades exactas como para que Amelie considere lógico mantenerse alejada de él, pero hacerlo no será tan fácil como decirlo. Es como si él fuese un imán que se encarga de atraerla a toda costa. ¿O qué tal si en realidad él cree que ella es el imán?