«Aquello que dura por un período corto de tiempo.» Douglas ha vuelto a Seattle luego de ver una foto de su mejor amigo con la chica que ama, pero las cosas no son como parecen. Lo que Douglas creía de ella ha desaparecido, ya no le gustan las flores y escuchar a Taylor Swift, ahora vive en un pequeño departamento sin vida y trabaja en un lugar que no le gusta, pero lo que más le molesta es que ella lo odie sin saber el porqué y que lo aleje de su vida con cada oportunidad que él tiene para acercarse, pero hay veces en donde un tercero tiene que empujarlos y abrirles los ojos. Vesta ha pasado cinco años sin verlo ni escucharlo, pero cuando aparece en ese cuarto de hotel con el mismo lunar en su mejilla y con ese cabello desordenado y lleno de vida, su vacío corazón empieza a latir, pero ya no es la misma chica que caía por él, ahora es fría, borde e indiferente, pero ella no sabe lo que es capaz el mundo de Douglas con tal de ver dos personas con esa química juntas. Cuatro parejas que se odian, cuatro juegos para ver si lo que sienten es odio u amor, ¿Podrá el odio ser más fuerte que los latidos de ella o la preocupación de él? ¿Qué tal si las palabras que dijo ese día fueran mentiras? Y que su relación efímera sea más duradera de lo que ella piensa, eso nunca se sabrá si no juegan, tan solo basta una caricia, una palabra para que todo cobre sentido.