Catherine Cox tiene 29 años, es psicóloga, vive en París y trabaja en un hospital para niños. La última vez que había visitado Broadstairs, el pueblo donde naci, había sido después de graduarse. Los recuerdos de su infancia eran demasiado desgarradores como para permitirse regresar. Hasta que un día, el destino tocó a su puerta. Un paquete misterioso se encontraba tirado en el suelo y llevaba escrito su nombre. El pasado que tanto había intentado enterrar le es entregado en un diario escrito por su madre Alice, quien, en su lecho hospitalario, le ruega que vuelva a Broadstairs para cumplir un cometido... encontrar a su padre biológico.