El imperio Otomano, sin duda es uno de los más grandes y poderosos que pudo haber existido, el sucesor al trono: el sultán Selim, se ve obligado a tomar el mandato del imperio Otomano por la muerte repentina de su padre. Su vida comienza a tornarse como la de un adulto, con un harén lleno de concubinas. Y ya tenía un heredero de parte de su legítimo esposo, el sultán Jems, quien estaba más que feliz por estar al lado de gran sultán Selim, dueño de cielo, mar y tierra. Siempre venían barcos con hombres para dar de regalo a su majestad, en una embarcación, llegó un pelinegro con un carácter nada dócil.