Escribir para mí se convirtió en algo placentero. Donde puedo desahogarme sin dañar al resto. Donde consigo encajar mis sentimientos. Donde puedo logro sacar a flote lo que mi boca calla y muchas veces me termina matando por dentro. Logrando recordar personas que no están a mi lado y de vez en cuando recordándome lo que valgo y lo que soy. Es un espejo de mi alma, lo que me ayuda a drenar y también a sanar. Una pequeña parte de mí la muestro en letras y esto es una muestra de ello.