A Las Costas De Rumanía

Para alguien como Bucky era necesario escapar, desaparecer cada cierto tiempo, y aunque detestaba estar sólo odiaba aún más sentirse atrapado y necesitaba su espacio. Él hubiera querido que sus amigos estuvieran con él pero no podía ser tan egoísta y pedirles eso, no cuando ambos tenían familias y responsabilidades. No podía pedirles eso.

Se encontraba sentado en la arena de esa playa, en una tarde otoñal, no tenía frío a pesar de que la temperatura en la costa era más baja. Miraba el mar, este lo tranquilizaba, quería que las olas lo llevara con ellas, que lo arrastraran y borraran su tristeza. Suspiró. A lo lejos vio a un hombre haciendo surf. Rió un poco. Había que estar loco para nadar con esas temperaturas. Aún así no podía apartar la vista de él, lo tenía cautivado. Apoyó su mejilla en la palma de su mano y siguió mirándolo. Hasta que sus miradas se conectaron y de nuevo quedó atrapado por él y viceversa. No sabía si debía acercarse a él o no. Claro que no debía, era un extraño, además ¿qué se supone que le diría? Cualquier pensamiento abandonó su cabeza cuando vió al moreno acercarse hacia él y por un momento olvidó como respirar.