Había pasado ya un año, un año desde que todo este desastre comenzó.
Más específicamente, desde que todo lo que conocemos ha sido evaporado por el suceso que arruinó la vida de todos.
Volví a ver a la entrada de la pequeña cabaña de nuestro refugio al ver que alguien salía de ella. Esbocé una sonrisa al ver quien era.
Alessio.
Me regresó la sonrisa desde donde estaba.
Metió las manos en sus bolsillo mientras se acercaba a mí.
Y ahí estaba otra vez.
Ese nerviosismo y opresión en el estómago que siempre sentía al estar alrededor de él.
Al estar frente a frente, sacó una de sus manos de su bolsillo y me colocó un mechón de cabello tras la oreja sonriendo.
Cerré los ojos mientras volvía a sentir esa familiar sensación de estar en casa.
Sabía que aún teníamos mucho por luchar y sobrevivir, pero ya no tenía miedo. No más.
El apocalipsis había arrazado con la vida de ambos, sin embargo, ambos peleariamos por salir adelante y solucionar lo que sea que haya provocado todo este desastre.
Lo haríamos juntos.