En un intento por descubrir más allá del placer, Alex disfruta de la mente abierta de su novia, teniendo sexo con ella más de tres veces al día. A pesar de ser un chico nerd y delgado, sabe que puede tener orgasmos infinitos durante el día. Tanto Alex como su novia, están cómodos con ello.
No obstante, una tarde ella decide tocar aquella entrada tan privada e íntima de Alex, local lo lleva a querer más experimentan un par de días más.
Dejando que su cuerpo sienta placer y confiando en su novia, Alex se venda los ojos y ella se aprovecha para venderlo como un prostituto a cambio de dinero, amenazándolo con filtrar sus encuentros sexuales.