El amor no pasaba por mi mente.
Tampoco pensé querer a alguien de esa manera como leía en libros, películas, comics...Nunca me gustó depender de alguien. Tampoco le permitía a cualquiera jugar con mis pensamientos como ella jugaba con mi ser.
A veces desearía dejarlo todo y no haberla conocido. Pero ya no se puede, ya no.
No puedo evitar verla y sonreír; no sé si me enamoré, más si esto fue un error volvería a equivocarme.
Nunca me dió lo que quise, lo que más anhelaba de ella: reciprocidad; la reciprocidad es lo mejor que alguien te puede ofrecer. Porque no hay nada más exitante que querer y que te quieran a la misma medida. Te da la seguridad para saltar a lo desconocido. Todos la quieren, pero muy pocos, como yo lo estuve, estan dispuestos a ofrecerla.
Tal vez si me quiso, me amó...no lo sé. Ya que tenía una forma demasiado extraña de querer. Quería a medias, como si de algún miedo o transtorno se tratase.
Y yo, a pesar de todo, ¿cómo iba a saber que con un simple beso me iba a quedar atado a ella?
Freen era una omega bastante rara para la personas aquellas decían que era un poco más alta para ser una omega otros que podría dar miedo si te miraba y algunas personas solo quedaban enamorada de verla aunque para Freen todo era normal pues siempre era amable y nunca se enojaba atenta con sus seres queridos era la chica perfecta como sus padres solían decir.
Becky una pequeña omega tan hermosa como la primera nevada era una chica responsable y cuidadosa con todo lo que hacía vive esperando a que aquella omega aparezca una vez más a su vida pues recuerda que alguien la salvó cuando era pequeña más no recuerda su rostro así que vive con la ilusión de que algún día aparecerá.
Pero ¿Qué pasaría si la persona que espera aparece en último año de universidad? ¿La reconocerá?