Primera Guerra Mundial, conocida en su momento como la Gran Guerra. En el frente occidental, el genero británico Erinmore (Colin Firth) encomienda a los cabos Schofield (George Mackay) y Blake (Dean-Charles Chapman), dos jóvenes soldados británicos, una misión estrictamente imposible. Deberán entregar un mensaje urgente y decisivo al coronel MacKenzie (Benedict Cumberbatch). Para realizar esta misión deberán abandonar la trinchera a plena luz del día y avanzar por el campo francés ocupado por los alemanes. Sin respiro, en una carrera a contrarreloj, los dos soldados atravesarán angostas trincheras, alambradas y campo a través en un entorno de muerte y destrucción, rodeando de cadáveres de hombres y animales. Solo disponen de unas pocas horas para cumplir su cometido y evitar a todas costa un violento ataque. Si no llegan a tiempo, 1.600 soldados perderán su vida, entre ellos el hermano de uno de los dos jóvenes soldados.