Aaron siempre fue el centro de las miradas y no por los mejores motivos. Entre otras cosas, tiene fama de ser el fuckboy del instituto, un sujeto sarcástico, egoísta, egocéntrico y misterioso. El chico de las miradas imponentes, apuestas ilegales y los secretos oscuros. El chico malo, no el que te lleva al cielo, el que lo baja por tí... Recién mudada a un nuevo pueblo, y después de pasar toda su vida en un convento de monjas, Gigi (Gianna) quería vivir esa historia, la de los libros románticos. Esos best sellers donde la chica tímida y virginal logra enamorar al badboy y viven una historia intensa de perversión, locura, pasión y sexo, mucho sexo. Ella sabía que desde el momento en el que sus ojos se posaron en los de ella, todo iba a ser descontrol. Sin embargo, se encuentra con el enemigo menos pensado. El rebelde hijo del director de su nuevo instituto, el cual, para su mala suerte, es el mejor amigo del fuckboy. El chico de las sombras, el de anteojos para leer, un piercing en la nariz, ojos oscuros, un tatuaje asomando por la camisa del uniforme, justo por sobre su clavícula y otro en su mano. Ese al que nadie se da vueltas a mirar... con justa razón. Callado y sumiso. Marginado. O al menos eso aparentaba. Así son los chicos malos, ¿No? Pocas palabras y muchos problemas, algunos bien guardados. ¿Su nombre? Hades. ¿Quién dijo que Cupido no puede ser el mismo Rey del Infierno? Iniciada el 10/12/2021
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