No hay dolor más fuerte que el de un corazón roto. Un dolor terrible y punzante en el centro del pecho, que te recuerda cada día a esa persona que amas, pero que no siente lo mismo por ti. Es un dolor inexplicable, mucho más fuerte que un hueso roto o una muela partida, mucho más fuerte que una golpiza. Se siente como si ya no fueras tú, como si tu ser estuviera vacío, como si con ese rechazo hubieras perdido la sensibilidad y el optimismo, sientes que nunca más te podrás recuperar, que no vas a volver a sonreír genuinamente. Un corazón roto es algo que tarda mucho en sanar, o que en ocasiones puede resultar imposible, algo que no sanará con analgésicos ni con cirugía, es mucho más profundo que eso. Cuando una persona a la que amas con todo tu ser te rechaza, no sabes que hacer ni como sentirte al respecto, es algo que solo pasa y que hay que aprender a sobrellevar e ir superando hasta que llegue el momento en que vuelvas a ser tú. Superar el rechazo de esa persona no es un camino fácil de recorrer, es un camino largo y nublado, lleno de truenos y relámpagos, en el que el agua de la lluvia te empapa y no tienes un paraguas para taparte, simplemente pasas por todo ese sufrimiento hasta llegar al final del camino, dónde te espera un día soleado de primavera, dónde hay grandes campos con flores de mil colores, un cielo perfectamente azul, y todos están felices. Un día perfecto para sonreír, para disfrutar plenamente y dejar todo atrás, para volver a ser quien eras antes.All Rights Reserved
1 part