Hongos

Una sombra de cierne sobre el Reino de Asperllion: recientemente se desangró en una guerra civil; la Muerte Verde, una de las enfermedades más letales de toda la historia, se sirvió de los cadáveres como reservorio para crecer y propagarse a todos los rincones; ahora, diezmado todo el reino hasta la mismísima realeza, cuyos reyes cayeron uno tras otros víctimas, cuando no de la enfermedad, de las intrigas, se tiene a un rey cuya única grandeza se halla en su estómago y cuya única preocupación es que hay de cenar. Bajo su reinado el país es miserable y su pueblo desdichado. Nada de esto le importa a los estoicos habitantes de una aldea pesquera dónde, ya acostumbrados a la desgracia, los problemas se resumen en los bosques que los circundan, hogar de malignas criaturas, de las que, sin embargo, cazadores y mercenarios se encargan, a falta de la presencia del ejército real en la región. Un día cae un meteorito que solamente es avistado por un nigromante en una atalaya. A partir de aquí comenzarán a suceder cosas extrañas en los alrededores. Lo que al principio parece una serie de curiosidades locales podría terminar por ascender a crisis de proporciones existenciales, dónde la cordura de los habitantes del pueblo será puesta a prueba. La capital del reino, Quholom, deberá responder si quiere salvarse, y quizás a toda la humanidad. Pues lo que cayó del insondable espacio es un ser más antiguo que la vida misma y para él no somos más que moscas en sus objetivos que están más allá de nuestra comprensión.