Un día descubre que le gusta. Como la mayoría de cosas buenas y malas, ni siquiera le da tiempo a decir "sí, sí, me gusta"; no puede procesarlo, porque ya lo está experimentando y, desgraciadamente, tiene el mismo mecanismo que una montaña rusa: una vez te subes y los vagones comienzan a moverse, no hay marcha atrás.All Rights Reserved