Harry Styles es ingresado en la Clínica Cowell, un hospital psiquiátrico situado a las afueras de Bradford, una ciudad inglesa en el ecuador del país, tras un intento de suicidio. Entre paredes blancas y una exhaustiva vigilancia, intercambiará miradas con Louis Tomlinson, un joven corrompido por las drogas, quien ha sido dañado hasta sentir que en su interior no hay nada más que polvo. Ambos encontrarán en su contrario la brisa de paz que siempre les faltó en sus miserables y cortas vidas, aprenderán lo que es el significado de sentirse acompañados y reunirán las piezas para componer su alma, encajándolas uno en el otro.