Ella una vez leyó en un libro que el arte no pretende verse bien, pero hacerte sentir algo. Y ese chico era más que arte. Había ocasiones en las que lo veía subiendo las escaleras junto a ella, después del receso. Él siempre reía y su sonrisa le iluminaba el día a ella. Él la veía aveces. En el corredor de la escuela. Caminando sola hacia la parada de Camiones Ruta 18. Y le fascinaba su caminar. Con gracia natural y prisa, ella siempre llevaba prisa.