Todos creían haber superado la muerte de su hermano excepto ella. Todos pensaban que su vida era perfecta excepto ella. Todos vivían sin querer excepto ella. Pero siempre estaría John el único en quien había podido confiar desde la muerte de Paul, el único con quien tenía fuerzas ser ella misma. Su mejor amigo, su novio... qué más da, era John, el de siempre y para siempre. Noa tenía planeado hasta el último detalle, no había lugar para cambios, destino, sorpresas o casualidades. Y entonces, llegó Ian.