Ahí está ella, profundamente dormida enrollada entre su cobertor. Me gusta verla dormir, se ve tan tranquila pérdida entre los centenares de sueños que revuelan por su mente. No puedo evitar sentir la necesidad de tocarla, tan cálida y llena de color, entonces recuerdo que no es posible hacerlo, podría lastimarla y no me perdonaría que algo le ocurriera, ella reacciona siempre cuando me acerco, se acurruco entre la sabana para cubrirse del frío arrugando un poco su nariz, no contuve la sonrisa que se formó en mi boca. Como siempre debía regresar al agujero que me tenía atrapado aquí, no sin antes darle una vuelta a la casa pues no dejaba de recordar cómo era el lugar antes de que ellos llegaran, y antes de que ella llegara.All Rights Reserved
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