La historia, está mal. Las cosas siempre son cambiadas por ellos, quiénes deciden lo que está bien y lo que esta mal, para mí, no son más que hipócritas, Miguel, Gabriel, Rafael, ustedes, en lo que a mi respecta, solo son unos perros falderos, quienes no pueden opinar distinto por miedo a terminar como yo. Solo quería mejorar a los humanos, darles el poder que se les fue negado por mi padre. Le di la opción de hacerlo, nada podía salir mal, pero solo recibí un rotundo no, ahora, por las malas, me adueñare del cielo y los humanos, cómo todo aquel que no coma de mi mano, recibirá mi ira. No importa si incluso me tengo que enfrentar a Dios para hacerlo. Ese es mi sueño... No, mi derecho. No siempre fuiste esa persona tan maravillosa y benevolente que finges ser ahora, o es que acaso, ¿ya no recuerdas la existía del veneno de Dios? Exacto, por qué alguien tenía que hacer lo que tú sabías y no tenías lo que era necesario para hacerlo, castigar a los humanos. Incluso ahora, me doy cuenta que no somos tan diferentes después de todo, yo quiero un mal por un bien mayor, sin embargo tú, tú quieres vivir una farsa, mintiendo a quienes te rodean, a quienes te siguen. Si no eres siquiera capaz de hacer lo necesario, no mereces ser quien gobierne el cielo, tú debilidad provocó que Miguel no acabará conmigo, que Samael siguiera con vida, que el cambia formas escapara. Es por eso, y tantas razones más, que odio al cielo, casi tanto, cómo odio a los humanos.
Okamoto Yiho se adentra en el misterioso mundo de Borderland, donde la supervivencia es un juego mortal. Conoce a personajes enigmáticos y forma alianzas inesperadas, pero también se ve obligada a enfrentar sus miedos y a arriesgar su vida en cada momento. A medida que navega por este laberinto mortal, Yiho descubre sentimientos profundos por alguien especial, pero también debe enfrentar la cruel realidad de la pérdida y el dolor.