Y entonces Kojiro, al escucharlo decir esas palabras, sintió cómo todas sus preocupaciones se resolvían de la manera más fácil y poco convencional de todas. Sin duda se había ganado la lotería. Sus buenas acciones por fin estaban siendo recompensadas. Por supuesto que aceptaría dicho trabajo. Solo tenía que cuidar a alguien de su edad. ¿Qué tan difícil podría ser?