¿Alguna vez has sentido que estás en un camino sin saber ni donde termina ni qué obstáculos hay en él pero tú curiosidad es tan fuerte que emprendes la caminata igual? Pues una vez dijeron que la curiosidad mató al tonto e igual le hizo caso. Yo fui la tonta que me perdí en él sin saber quién era. Sus tantos misterios me atrajeron, pero mi desgracia fue descubrirlos. Él era como una adicción que por mas que quisiera y necesitara, no podía dejar. Él era tantos pecados, él es mi perdición. Comencé a ciegas y terminé siendo el final de aquel camino, siendo el misterio y el secreto.