Wang yibo siempre, desde que tiene memoria al menos, ha tenido un don que ha utilizado a lo largo de su vida a su conveniencia, este consiste en el tacto, pues siempre que tocaba, en cualquier parte del cuerpo a una persona, podía escuchar claramente a través de su mente cuáles eran sus deseos y pensamientos, pero sólo mientras tocaba, después no, es por eso que gracias a su poder y a su talento inigualable habia conseguido lo que quería todo este tiempo. Hasta que apareció Xiao zhan y su vida dio un vuelco de 180 grados, ese hombre lo había enamorado y cautivado, queriendo así conquistarlo a través de sus deseos, ¡pero no podía! Al tocarlo, no podía escuchar sus pensamientos, y eso lo estaba volviendo loco, ideando miles de maneras para poder tan siquiera oír un susurro de sus deseos, pero todo era inútil, nada funcionaba. Un día zhan se enfermó de fiebre, Yibo preocupado, tocó su frente caliente para medir la temperatura, ¡y santo cielo! Por primera vez podía escuchar los pensamientos de zhan, descubriendo así, que sólo podía escucharlo mientras zhan estuviera caliente