Dayla se sentó en el estrado, su mirada helada fijada en el jurado. Nadie podía imaginar la tormenta que ocultaba su alma. "Los mantuve a todos en silencio", comenzó, con una voz suave pero firme, revelando los actos atroces que había cometido desde su infancia.
El eco del asesinato de sus padres resonó. La fría noche en que los encontró dormidos, el crujido del cuchillo y el reguero de sangre que marcó el inicio de su descenso a la locura. "Fue un acto de libertad", explicó, mientras las lágrimas caían por su rostro. Pero fue Marta, su mejor amiga, quien pagó el precio más alto. "Ella conocía mi secreto", murmuró, y los murmullos en la sala crecieron.
La transición al psiquiátrico no trajo redención; solo un refugio para su mente desgastada. Allí, entre tratamientos y sombras, fue donde finalmente comprendió el abismo que había creado. Con cada confesión, Dayla liberaba fragmentos de su alma, atrapando a todos en su oscuridad.
Al final de su testimonio, una mezcla de asombro y horror se reflejaba en los rostros del jurado. Era una asesina, sí, pero también una víctima de su propia creación. La sala quedó en silencio, dejando a Dayla, por primera vez, completamente expuesta ante el mundo. Su pena de muerte lo era todo, pero también una liberación del peso que había llevado durante años.
Tener un futuro planeado, un destino escrito y una vida lo suficientemente calculada no es impedimento para que, sin verlo venir, te enamores.
Rhue Volkova, es una chica que lleva un caos arrasador dentro de ella, peligroso y destructivo para cualquiera, pero adictivo para Atenea Gray. Mientras sus encuentros son lo menos que quiere Rhue, Atenea disfruta cada instante, mientras una piensa que son dos polos opuestos, la otra piensa en lo mucho que se pueden atraer, mientras una hace todo para alejarse, la otra corre detrás queriendo alcanzarla.
Ahora, en un mundo incierto, donde nunca terminas por conocer a una persona, ¿Podrá Gray conocer por completo a Volkova? ¿Podrá aceptar lo que conlleva quererla?