No podía odiarle. Y mucho menos dejar de amarle. Él era como una canción que se reproducía a todas horas en mi mente. Sin detenerse; sin terminar... Y podría poner en repetición esa melodía toda la vida.
Sign up to add Nuestra Última Canción to your library and receive updates
or
No podía odiarle. Y mucho menos dejar de amarle. Él era como una canción que se reproducía a todas horas en mi mente. Sin detenerse; sin terminar... Y podría poner en repetición esa melodía toda la vida.
"Siempre habrán ángeles en el infierno y tentaciones en el paraíso."
Polos opuestos, llamados por el destino.
Zehra una mujer con cara angelical, aura de diosa, cuerpo de infarto que irradia eleganc...